Dentro de las tareas importantes asociadas al cuidado del hogar está la de “darle la vuelta al perro”, una labor diaria que garantiza a estos animales no solo brindar respuesta a necesidades de tipo fisiológico, sino que además cumple funciones de socialización con otros de su especie y con personas, práctica de ejercicio, juego que ayudan en el manejo del estrés y la ansiedad que pueden incidir en los comportamientos de los caninos en casa.
Para ello, el biólogo y docente Martín Emilio Romero Baquero, quien hizo parte del Semillero de género protección y bienestar animal, uno de los tres espacios de investigación ciudadana impulsados por el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal (IDPYBA), realizó una observación de campo en el conjunto Prado, sector Capellanía de la ciudad de Bogotá, con el objetivo de identificar si existe una distribución equitativa de esta labor entre hombres y mujeres, a partir de la problemática dada por la dependencia que los canes tienen de los humanos y establecer así cómo se organizan los tiempos y tareas para su cuidado, teniendo en cuenta factores como frecuencia y duración de las salidas, entre otros.
Tras un ejercicio de observación en campo y registro de información en diferentes horas del día (7:00 a 9:00 am, 12:00 a 2:00 pm, 4:00 a 6:00 pm y 8:00 a 10:00 pm) y algunas entrevistas, se estableció que siguiendo la tendencia común que pone a las mujeres como primeras responsables de la carga que implican las tareas de cuidado y atención del hogar, entro otros roles de tipo laboral y del cuidado de los hijos, esto no cambia cuando a la hora de sacar al perro se trata, ya que de un total de 102 personas que realizaban esta labor a diario el 67% eran mujeres y el 27% hombres, y un 6% (hombres y mujeres) realizaba la labor de manera compartida o conjunta. Se destaca que el 39% de la población total era adulta mayor.
“Pocos adolescentes sacan al perro y los niños realizan un mayor acompañamiento casi siempre bajo la supervisión de un adulto. Los hombres prefieren realizar esta acción los domingos o en la noche, y pocas familias delegan por igual la responsabilidad de sacar al perro”, refiere el estudio. Los horarios pico donde se encontraban más animales de compañía en el parque eran entre las 7 y las 9 de la mañana, y entre las 5 y las 7 de la noche, sin embargo, para un 7% de la población que saca a su perro era habitual el horario entre las 9 y las 11 pm.
En cuanto al tiempo dispuesto este oscilaba entre los 15 y los 35 minutos; para muchos de los cuidadores dicho espacio representaba además una oportunidad para dar un paseo y caminar. A la pregunta ¿quién saca al perro? el 95% de las respuestas referían que era la persona que lo lleva en ese momento, y diariamente el porcentaje era el mismo; generalmente quien llega primero a casa es quien se hace cargo.
Dentro de las razones para sacar al perro algunos respondieron que les era agradable salir a caminar con él y dedicarle tiempo disfrutando de su compañía, el amor por ellos, la responsabilidad de tenerlos y la falta de espacios internos como terrazas o patios también se figuraron entre las respuestas.
Pese a las implicaciones de tiempo y actividades que trae consigo la tenencia de un perro, el 80% de los encuestados manifestaron su preferencia por estos frente a la tenencia de gatos.
Las razas de caninos preferidas para la convivencia en apartamentos son aquellas de tamaño pequeño o mediano, como Pugs, French poodles, Basset hound, Terrier y Pinscher, y en menor porcentaje aquellos de mayor tamaño con Labradores, Golden retriver y Pastor alemán, entre otros. También se observan caninos criollos.
“Finalmente, es importante aclarar que los perros necesitan salir al menos tres veces al día, con intervalos de tiempo entre 15 y 20 minutos mínimo, de acuerdo con las condiciones especiales que puedan tener en cuanto a raza, edad, patologías o discapacidades”, explicó Ángela Flórez, médica veterinaria del IDPYBA.
El estudio busca reforzar la importancia de que las responsabilidades y tareas de cuidado que requieren los animales sean distribuidas equitativamente entre las personas que conviven en casa, para evitar sobrecargas y así también reducir posibles abandonos como consecuencia de la falta de compromiso por parte de todos y todas las integrantes de la familia interespecie.
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